Los ciberatacantes han evolucionado hacia un enfoque más sigiloso y persistente en sus tácticas. En lugar de ataques rápidos y ruidosos, ahora se infiltran en sistemas y redes con la intención de permanecer ocultos durante períodos  de tiempo prolongados.

Para abordar esta complejidad, es necesaria una transición hacia un enfoque proactivo que se base en la anticipación y la defensa activa. Esto significa pasar de una postura reactiva, centrada en responder a incidentes, a una estrategia basada en la comprensión de las amenazas y la anticipación de posibles adversidades.

Identificación de riesgos

Al proyectar los retos futuros en ciberseguridad para el año 2024, es útil identificar las categorías de riesgo:

Para ampliar la mirada consideremos un contexto PESTEL, que abarca:

Anticipación

Usando el mismo modelo PESTEL, podemos sugerir acciones proactivas para mejorar la postura de seguridad:

Político: Manténgase al tanto de las agendas políticas y las tensiones geopolíticas que puedan influir en los ataques cibernéticos. Colaborar con agencias de seguridad cibernética nacional e internacional.

Económico: Identifique las áreas más vulnerables que generen fuerte impacto financiero y replantee los criterios de inversión. Evalúe la eficacia, reputación y vigencia de sus herramientas, estás deben adaptarse a las amenazas en constante evolución.

Social: Implemente estrategias de concienciación sobre riesgos cibernéticos. Promueva la participación en la denuncia de amenazas y crímenes, esto puede ayudar a anticipar ataques y proteger servicios esenciales.

Tecnológico: Adapte sus defensas a las últimas tendencias en ciberseguridad. La participación en comunidades de información pueden ayudar a identificar amenazas emergentes.

Ecológico: Integrar prácticas de sostenibilidad en la estrategia de ciberseguridad, como reducción del consumo de energía, asegura la sostenibilidad a largo plazo de las operaciones.

Legal: Mantener un equipo legal especializado en ciberseguridad para abordar el aumento de la responsabilidad legal y las demandas ejecutivas. Esto implica la revisión constante de políticas y regulaciones, así como la preparación para enfrentar desafíos legales en caso de incidentes cibernéticos.